mayo 15, 2009

Pesadilla bizarra #8

Una casa grande, abandonada. La banda toda junta en una fiesta, pero D estaba con su esposa, así que me dedicaba a ignorarlo. De pronto yo tenía que irme a nosedonde a toda prisa y salía corriendo, no sin antes despedirme de todos, incluída la esposa, pero no de él.

Ya en la calle D me alcanzaba para hablar, esposa en ventana, oscuridad, pavimento mojado, como una escena romántica cliché. Pero al voltear a verlo él no tenía brazos, los había perdido en un accidente... Sólo podía abrazarlo fuerte y, entre lágrimas decirle un te quiero y, con la mirada, pedirle perdón por haber dejado de luchar por nuestra amistad.

No hay comentarios.: