septiembre 28, 2010

Observación estúpida del trino #8090

Cada vez que me veo en el espejo tengo un lunar nuevo o de plano desapareció alguno. Malditos sean esos melanocitos esquizoides.

(Amo maldecir cualquier trivialidad cual loca romaní)

septiembre 24, 2010

Leo, leo y no te encuentro

"[...] Seres extraños y reventados, grillos y excéntricos que hoy en día en sus treinta, ya cuentan con doctorados, viven esparcidos por el mundo y se siguen queriendo como se quisieron en aquel entonces. Y esos recuerdos del reventón, las extravagancias teatrales, las discusiones ideológicas que tuvimos, los amoríos, los toquínes, el sex & drugs & R'n'R, jamás dejarán de ser parte de lo que somos como tampoco dejarán que nos olvidemos unos de los otros. La banda sigue con todo y el que no nos escribamos a diario o nos demos abrazos largos y llenos de cariño tan sólo de vez en cuando, no significa nada más que falta de tiempo, de una vida llena de otros, nuevos retos, nuevas hazañas, pero que jamás cambiarán lo que somos y sentimos unos por los otros. Eso lo compruebo a cada rato..."

Tantas palabras vacías. Hoy ¿dónde estás?

septiembre 20, 2010

Mi libretita


Antes de Blogger, antes de Twitter, antes de internet yo tenía una libretita, la llevaba conmigo todo el tiempo y en ella escribía mis pensamientos, palabras robadas, pláticas con amigos, bocetos de poemas. En esas hojas de papel kraft traducía el mundo que me rodeaba mientras compartía mis dolores y mis alegrías, pero siempre esperaba que el mundo entero la leyera. En cualquier oportunidad la dejaba por ahí mustiamente con las páginas abiertas esperando que alguien la leyera o se la daba a algún amigo para que escribiera algo mientras dejaba entrever "discretamente" textos que yo había escrito.

Desde siempre he tenido la necesidad de compartir mis pensamientos, de sacarlos de mi cabeza como si esta pudiera estallar si no lo hago. Escribirlos, pero más aun, que sean leídos me genera una deliciosa sensación de ligereza, me libera, como si cada lector me ayudara a cargar un poco de esas cosas que me pesan.

Desde antes que el internet llegara a mi vida yo era ya una bloggera, una tuitera en espera de esas personas que hoy me acompañan leyendo mis pensamientos. Gracias a internet pude dejar de planificar momentos "casuales" para que otros encontraran la libreta y pudiera leerme, ahora tengo esos compañeros cautivos en mi cuenta de Twitter y alguno que otro que pasa por aquí. Gracias por leerme ya sea en 140 caracteres o acá con un poco más de espacio.

septiembre 06, 2010

Posted nightmare #79

En una ciudad post apocalíptica y después de extrañas persecuciones y de burlar un asalto, al fin estaba descansando sentada en la parte trasera del escenario de un teatro antiguo junto con mi familia cuando un extraño tipo bajito se acercaba corriendo, sacaba un pequeño revólver plateado del bolsillo y me apuntaba mientras decía cosas que no alcancé a escuchar.

Al intentar levantarme para correr sentía un piquete y un fuerte zumbido del lado izquierdo de mi cabeza, además del calor de la sangre saliendo por la herida y cubriéndome lentamente mientras me desvanecía en el suelo, en medio del caos veía a mi madre corriendo y a mi hermano lavándose las manos mientras yo le gritaba "ven aquí imbécil, me estoy muriendo y te vas a arrepentir de no haberme abrazado mientras moría, no seas marica".

Entonces desperté.

Es tan triste que en esta etapa de mi vida tan solitaria y tan falta de amor en la que mis amigos están en caminos distintos y cada vez más lejanos mi subconsciente sólo pudiera encontrar una persona que me sostuviera antes de morir y escogiera a ese hermano que me ha destrozado tanto.

Esta es la segunda vez que sueño que me disparan, esa vez también fue en la cabeza y también sentía la sangre caliente saliendo en esa ocasión por mi nuca, pero fue tan diferente, al morir recuerdo haber sentido una gran paz y un cierto disfrute (como siempre he fantaseado que se siente la muerte) en cambio en este sueño era una sensación de inmensa angustia y sufrimiento... Me sentía tan sola.

Sobra decir que no pude volver a cerrar los ojos sin revivir la pesadilla, al menos por una hora.