marzo 30, 2010

De cansancios

Es tan triste haberme convertido esa persona de la que es necesario descansar.

Y que lo entienda no quiere decir que no me duela.

marzo 20, 2010

Control freak. Mea culpa

Sí, soy una controladora compulsiva, necesito tener el control de todo para no alterarme. Esto me ha acarreado múltiples problemas en la vida, con amigos, novios, familia, en el trabajo, en todas partes básicamente.

Acepto que hay situaciones en las que me extralimito y cruzo líneas que no debo cruzar, pero hay otras situaciones en las que -necia, cual soy- sigo pensando que tengo la razón. Cuando la amiga-socia me dice con jeta "creo que voy a borrar del FB a tu amigo-sin-huevos porque te hace muuuuuuucho daño" Yo quisiera decirle ¡Sí! ¡bórralo! Ese era mi amigo, con el cual nunca has tenido una relación en la que yo no sea la liga que los une; y sí, me hace daño, él me lastimó, me vendió para salvarse el pellejo y no me da la cara ni para mandarme a la chingada. Pero si yo se lo pido soy una controladora insoportable obsesionada con la lealtad, así que me trago mis palabras y digo un diplomático "pues como quieraaaaas".

O el ex-novio-garrapata-de-facebook que sigue siendo "amigo" de mi hermana y de mi amiga (de la cual habla pestes, por cierto), pero qué derecho tengo yo de pedirles que no sean sus amigas si ellos se llevaban taaaaaaan bien cuando andábamos. Qué importa que el tipo me haya dejado enferma sola en un país extraño y haya intentado salir con otra mientras yo dejaba mi vida entera por él, qué importa si me lastimó, me robó el autoestima y me rompió el corazón si es taaaaan simpático y se agarraron tantísimo cariño.

Odio que, como he sido etiquetada como una control freak, no me sienta con el derecho de decirle a la gente que quiero y en quien confió lo que realmente pienso. Aunque en el fondo lo saben, pero les parece tan sólo otro intento mío por controlar la vida de todos.

Me encantaría que por un segundo la situación fuera al revés, que yo fuera "amiga" de la ex-amiga-nefasta-bruja que no pagó la renta en meses y lastimó a mi amiga-socia, y que le contara que ví sus fotos y que va a hacer una fiesta y no la invitó y que está de viaje con el resto de sus amigos. O seguir en contacto con el ex-novio-neonato-infiel que dejó a mi amiga tirada en cama meses después de pisotear su dignidad y romperle el corazón, tipo al que yo no conocía antes de que ellos anduvieran; y contarle que tiene novia nueva, que está de visita en el país y que hago planes para irnos de viaje juntos.

Pero como soy una controladora enferma no puedo darme ese lujo, así que me guardo ese ardor por años y, de vez en cuando, las garrpatas esas reaparecen, me regresa el dolorcito y paso por este blog para desahogarme y bitchear al respecto, porque, aceptémoslo ¿quién soy yo para decirles qué hacer? Y si a la que le lastima es a mí, pues es mi problema y tengo que aprender a superarlo.

marzo 16, 2010

Penas ajenas de fin de semana

La gente no tiene vergüenza, me cae.

Tan sólo este sábado tuve que ser testigo de la decadencia de dos mujeres de edad respetable, tratando de pasar desapercibidas entre la manada juvenil, pero sin mucho éxito.

Primero, fuí a comer al consagrado Toks con mi abuela de 90 años –que no come nada más que consomé ranchero de Toks–, entre las hordas de puentistas desesperados por ser merecedores a un boot en tan prestigiada cafetería estaba una señora, de unos 55-60 años, con el recuerdo de una juventud de belleza, cara muy linda y un cuerpo semi aceptable para su edad, acompañada de galán del tipo Mauricio Garcés. La susodicha dama llevaba leggings negros con "vidriantitos" en los tobillos y una blusa corta, dejando sus lonjas colgar entre esta y los leggings, además de lucir su celulitis tamaño caguama a través de la delgada tela de los leggings. El espectáculo era tan triste que tuve que aguantarme las ganas de gritar: ¡Los leggings NO son pantalones gente!

Después de sobrepasar este susto (y compartir su foto con la Twittiza) me arreglé para asistir a una fiesta en el Moon Bar que decían era de Rock 101 –La estación, pensé yo, error, la página de fans. En esta se encontraba una cuarentona con vestidito de licra, espalda descubierta y gran escote, sin brassiere ¡claro! Un espectáculo por demás desagradable, pero divertido a la vez, ya que me mantuvo toda la noche a la caza del pezón coqueto que de vez en vez asomaba su oscura aureola mientras ella intentaba seducir a un adolescente gay, en la más pura decadencia –Definitivamente a su generación no la programaron con un gay-dar. Al menos yo logré foto paparazzi y un claro avistamiento del nipple en cuestión.

¡Qué sería de mí, sin esas valientes mujeres!