junio 12, 2006

mis anhelos [otra vez]

Ahora que todo cambia vuelvo a darle vueltas a esas caras que no veo, esas personas que me marcaron, marqué, me quisieron, quise, me olvidaron y olvidé, y que hoy sigo extrañando tanto. Por eso re posteo esa lista de recuerdos y anhelos:

•Jorge. Por sus abrazos, su pedantería que tanto copié, su música, y otras cosas calificadas no aptas para menores que tanto disfruté. Ahora cambia pañales –creo– mientras le pega a los tambores al ritmo de la música Trance y sigue jugando al rockstar.

•Juan Carlos. Ese amigo que solía tocar a mi puerta un día cerca de navidad, sin llamadas, ni cartas, de la nada. El mismo "Face" que ponía a mis amigas nerviosas y a mi papá a dudar de mi virginidad. Mi hermano, mi amigo, mi colega, con sus abrazos fuertes y ese brillo en los ojos cuando me llamaba "mini niña". Perdido del mapa, en algún pedacito de tierra en USA –creo.

•América. Esa sonrisa casi tan grande como sus tetas que siempre podía alegrar cualquier reunión y un día decidió mandarnos a todos a la mierda y nunca volver. ¡¡Chingada madre, reaparece!!

•Masanori. Todas mis risas de adolescencia, las canciones, los juegos, los disfraces, el cine, los bailes, la diversión... ¡Maji Brrrranca! Algunos mails perdidos intentando en nuestro muy perdido inglés saber del otro, sin mucho éxito.

•Take. Mi Tachito, compañero y mascota de meses, destrozando la calefacción y convirtiendo los inviernos americanos en el más caluroso verano. Amante de Ace of Base y el karaoke, el mismo que en su visita a México comió mil tacos al pastor y le hizo reverencias a mi mamá por llegar ahogado en la madrugada. Allá en el Nipon sin mucho éxito.

•Armin. Mi hermano alemán, que por una despedida mal interpretada pensó que yo, a mis tiernos 17, estaba locamente enamorada de él y pidió disculpas por no poder corresponderme. El líder del "Running Team" que me salvó de perder un tren en Munchen y me cobijo. El único hombre con el que he desyunado salchicha y cerveza (sin albur). Gran pensador e importante trabajador de la Comunidad Europea, a quien googleo de vez en cuando intentando contactar sin éxito.

•Fabiola. Ay, Fabiola... Mi compañera inseparable de la Universidad, "Fabina y Regiola", la dulce y divertida torpe que me quemó el pelo en la cafetería. Una señora de café que intentó llevarme a su "grupo" y me sacó por inmadura. Siempre dispuesta a un cafecito para ponerse al día cada año o dos.

•Raja. Ese gran amigo que me dió una cama en su casa y fue mi compañero de cine. El que me llegó en el coche después de unas hamburguesas en Burger King (Romanticismo adolescente ¿qué le vamos a hacer?) y yo rechacé con un grito. Esa persona con la que podía hablar días y noches y discutir, reír y alucinar. Mucho alcohol, muchas brujas y un día, el malviaje, el rechazo guardado que se lo llevó todo a la mierda. Lo veo de vez en cuando, pero no reconozco en él a mi amigo.

•Daniel. Mi fuerza, el adolescente que me rompió el corazón mientras se convertía en mi mejor amigo. El único ser sobre la tierra que habla mi dialecto y me entiende completa y me apoya. Ese mismo que un día me traicionó, me sacrificó y me rompió el alma por la mitad y que hoy reaparece por sobre mi dolor y me reconforta. Casado, creciendo y transformándose allá en Alemania.

Y algunos otros que anduvieron por mi vida y me alimentaron para ser lo que soy. No puedo más que pensar que nos perdimos, que nos salimos del objetivo... ¿Seremos los mismos? ¿Nos reconoceremos en estos cuerpos y estas vidas? ¿Nos extrañaremos? ¿Nos decepcionaremos? No lo sé, pero me encantaría poder averiguarlo.