septiembre 08, 2008

still broken

Por años tuve fantasías intermitentes con un wey, y este viernes al fin salimos juntos en lo que resultó ser –sorpresivamente– una pseudo cita. Extraña sensación esa de que un ente del sexo opuesto con intenciones lujuriosas se me acerque. Me generó todo tipo de sensaciones, físicas y emocionales, todas menos emoción y mucho menos deseo. Lo único que logré fue que se me revolvieran todos los sentimientos añejos y salieran a la superficie dolores y sueños que a veces creo olvidados. Y, por supuesto, no hice absolutamente nada, me pasé la noche entera corriendo como la gatita de Pepe Le Pou.

Definitivamente estoy rota, sigo enamorada y mi corazón sigue roto. Por más que me molesta aceptarlo, no estoy lista ni siquiera para aceptar el coqueteo ocasional... Aunque también cuando el que coquetea de entrada es amigo, está casado y con hijo en camino, pues a cualquiera se le quitan las ganas...

Y en otras notas: ¿Qué tienen los hombres que son tan cobardes? Nada más se casan y se acuerdan de todas aquellas mujeres con las que tienen asuntos pendientes... ¿Y qué culpa tengo yo?

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