septiembre 04, 2008

miedo a la escoba

Tengo la costumbre de bautizar actitudes que veo repetidas en los humanos que me rodean, inventando síndromes con nombres mundanos y estúpidos. Así fue como inventé el "miedo a la escoba", como metáfora por esos perros callejeros que han sido golpeados varias veces con una escoba, creándoles un condicionamiento tan fuerte que el simple hecho de tomar una escoba los hace correr despaboridos. Este síndrome se presenta en los humanos después de haber vivido un suficiente número de situaciones dolorosas o traumáticas, generándoles el mismo condicionamiento que el de los perros que le temen a la escoba.

Hoy me doy cuenta de que mi post anterior es un digno representante de mi síndrome del miedo a la escoba, un típico ataque de pánico y desolación por el simple hecho de no recibir señales de un amigo en 15 días, tan sólo para enterarme que se fue de trabajo a Aguascalientes y que no tenía tiempo. Pero claro, como vivo en esta etapa en la que el mejor amigo/examor/examigo/oyoquése ha decidido ignorarme cobardemente, en la que la amiga divertida se siente como una extraña, en la que la mejoramiga/socia/riñón/hermana está en periodo de separación para mantener la sanidad, pues se me ha generado el síndrome del miedo a la escoba aunado con el recién descubierto "síndrome de Pepe le Pou" en el que me da por perseguir a mis amigos cuando tan solo están viviendo su vida por ahi sin mi... ¡Qué pena me doy!

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