mayo 09, 2005

Fantasmas

Hay fantasmas que no se van. Se alimentan de la energía que emana de los pocos seres humanos que aún sentimos, se aferran a la vida cuando, en realidad, tan solo deberían dejarse ir, despaprecer, cambiar de dimensión. Liberarse y liberarnos de su presencia dañina y siempre tan dolorosa. Se mantienen del espejismo de ser, de ser pasado, de ser presente, de ser amigos, amantes, hijos, hermanos. Se enredan en las relaciones más insignificantes para mantenerse presentes, tejen hilos alrededor de nuestras vidas, hilos casi imperceptibles que cumplen con la única función de colgarse de nuestras ropas. Y los arrastramos con cada hilo que cuelga, nos hacen el camino –ya difícil– más pesado de andar. Hoy sólo quiero cortarlos todos y poder volar, pero ese fantasma está tan unido a esa compañía que más me pesa, que mis pobres alas no dan para levantar el vuelo, para hacerlo tendría que sacarme el corazón, que es donde guardo esa vida a la que el fantasma se aferra con más fuerza.
La encrucijada entre caminar arrastrando ese maldito fantasma y mi alma, o arráncarlo todo de una vez y volar, lejos, sin alma, sin vida, con la única esperanza de poderme regenar y tener una nueva vida y un nuevo corazón...

Y temo porque el camino se hace cada vez más cansado de andar.

2 comentarios:

Daniel Durini dijo...

Las relaciones humanas están hechas de momentos. Y son esas maravillosas fotografías animadas, de olores, sabores y sentimientos, las que hay que atesorar. Las personas cambian, se van, regresan, nos lastiman, nos hacen felices, nos deshacen y rehacen... si las dejamos.

Todos estamos confundidos y perdidos en esta inigualable aventura que es la vida. Algunos corren con más suerte a la hora de tomar sus decisiones, otros corremos con menos. La seguridad personal la edifico con base en mi ser interno, independientemente de los otros. A todos intento ver como un todo, como el producto de su nacimiento, adolescencia, vida adulta o la muerte. Y como eso es imposible, entonces los veo solamente con esperanza, sin atreverme a juzgarlos en el plano moral, aunque sí decido qué tanto los dejo entrar en mi propia intimidad. La distancia siempre es sana. Me hace conservar la peerspectiva.

Un abrazote de reencuentro, así enorme, de tamal sudado.
daniel

Anónimo dijo...

Sirena , la Drama Queen se hace presente en su blog y le diria que
Un Exorcismo serviria....invoque los poderes de la Yeman Ya , con todo y sus caracoles.Pffffff !!!!