mayo 08, 2008

mis re-anhelos

Cada tanto regresan a mi mis anhelos, aparecen primero en mis sueños de una manera inconciente, después no dejar de rondar mi cabeza. Es triste darse cuenta de que ahora la lista es más grande, que he perdido más cariños, que he tenido que dejar ir a algunos y otros más me han tenido que dejar ir a mi.

Así que hoy re posteo en su versión editada la lista:

•Jorge. Por sus abrazos, su pedantería que tanto copié, su música, y otras cosas calificadas no aptas para menores que tanto disfruté. Mi "lugar feliz" (el cual descubrí temblando con temperatura, tirada en una cama en Viena). Ahora con 2 hijos y varios problemas maritales, pero siempre optimista mientras le pega a los tambores al ritmo de la música Trance y sigue sintiéndose un rockstar.

•Juan Carlos. Ese amigo que solía tocar a mi puerta un día cerca de navidad, sin llamadas, ni cartas, de la nada. El mismo "Face" que ponía a mis amigas nerviosas y a mi papá a dudar de mi virginidad. Mi hermano, mi amigo, mi colega, con sus abrazos fuertes y ese brillo en los ojos cuando me llamaba "mini niña". Perdido del mapa, en algún pedacito de la tierra.

•América. Esa sonrisa casi tan grande como sus tetas que siempre podía alegrar cualquier reunión y un día decidió mandarnos a todos a la mierda y nunca volver. ¡¡Chingada madre, reaparece!!

•Masanori. Todas mis risas de adolescencia, las canciones, los juegos, los disfraces, el cine, los bailes, la diversión... ¡Maji Brrrranca! Amigo del HI5, que no ayuda a regresar el sentimiento.

•Take. Mi Tachito, compañero y mascota de meses, destrozando la calefacción y convirtiendo los inviernos americanos en el más caluroso verano. Amante de Ace of Base y el karaoke, el mismo que en su visita a México comió mil tacos al pastor y le hizo reverencias a mi mamá por llegar borracho en la madrugada. Allá en el Nipon sin mucho éxito.

•Armin. Mi hermano alemán, que por una despedida mal interpretada pensó que yo, a mis tiernos 17, estaba locamente enamorada de él y pidió disculpas por no poder corresponderme. El líder del "Running Team" que me salvó de perder un tren en München y me cobijo. El único hombre con el que he desyunado salchicha y cerveza (sin albur). Gran pensador e importante trabajador de la Comunidad Europea.

•Raja. Ese gran amigo que me dió una cama en su casa y fue mi compañero de cine. El que me llegó en el coche después de unas hamburguesas en Burger King (Romanticismo adolescente ¿qué le vamos a hacer?) y yo rechacé con un grito. Esa persona con la que podía hablar días y noches y discutir, reír y alucinar. Mucho alcohol, muchas brujas y un día, el malviaje, el rechazo guardado que se lo llevó todo a la mierda. Ahora viviendo en la playa jugando al artista y con novia extranjera, feliz –según cuenta su mamá.

•Daniel. Mi fuerza, el adolescente que me rompió el corazón mientras se convertía en mi mejor amigo. El único ser sobre la tierra que habla mi dialecto y me entiende completa y me apoya. Ese mismo que un día me traicionó, me sacrificó y me rompió el alma por la mitad . Con el que unas chelas lo solucionaron todo, hasta que mis dedotes decidieron escribir un post y asustarlo. El que tuvo que volver a tomar la decisión de dejar la amistad por su vida de pareja (Algo que todos habríamos hecho, creo).

•Edgar. El exnovio que fue y pudo llegar a ser el mejor amigo del mundo, de no ser porque me rompió el corazón con mentiras. El que seguí a otro país buscando hacer una vida juntos y que decidió asustarse cuando ya teníamos todo, el que nunca logró construir su seguridad y me dejó enferma, asustada y sola. El que cuando tuvo que tomar una decisión sólo pudo decir "no sé".

•Magali. La amiga intermitente con quien podía reír por horas, envueltas en la más cruda acidez, quien entendía mi humor sarcástico sin miedos. Divertida, juguetona, risueña, con la mente siempre ágil y el comentario ideal para cada ocasión. Adicta a la TV (como yo) y melómana. Aquella amiga con la que jugaba poker, que me ayudó a empacar mil veces y que me recibió en su casa cuando regresé arrastrándome a mi vida, pero con quien ya no supe cómo hablar.

Y algunos otros que anduvieron por mi vida y me alimentaron para ser lo que soy.

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