mayo 21, 2010

Mi habitat

Desde que vivo sola me he mudado miles de veces, soy una mudadora compulsiva, y siempre he caído en edificios donde la fauna es por demás extraña.

En mi primer departamento, uno miniatura taaaaan lindo, el portero del edificio tenía como 100 años "Tutankamon" y había construído en la azotea una casita del árbol con maderas viejas y láminas que se llevaba el viento cada vez que había tormenta, donde vivía con su mujer, sus dos nietos y dos perros. Además, en las primeras semanas de vivir ahí me dejaron una carta por debajo de la puerta donde me pedían de manera anónima y muy atenta que "sostuviera relaciones sexuales con mayor decoro". Una joya que aún conservo, claro.

Después de varios departamentos más, me mudé a Viena, Austria, donde tuve una vecina yugoslava que me enseñaba a señas a usar la lavadora del centro de lavado y me llevaba a su departamento a comer cosas extrañas y platicaba en nuestro pobre medio alemán, sentadas en un sillón pegado a la mesa del comedor en la cocina mientras su nieto adolescente obeso pasaba corriendo en calzones.

Al volver, tuve una vecina taibolera que me invitó cafecito en su cuarto, sentadas en un colchón en el piso, mientras me enseñaba su rops de pista, sus tacones con plataformas gigantes y me contaba lo que era bailar en un bar de strippers en Tlalpan. También me invitó a bailar en el tubo para hacer más dinero, mientras me confesaba que ella "era bien puta" y que su mamá había amenzado con "ligarla como a los perros porque siempre salía embarazada". Ella vivía ahí sola con su hijo el Jonathan y se mudó al poco tiempo, pero ¡ah! cómo me divertía.

Ahora vivo en otro departamento, en un edificio pequeñito de 9 departamentos, donde un departamento estea rentado a un señor que sólo lo usa de casa chica y sólo va una o dos veces al mes con una reina a cojer. Otros dos están habitados por 4 perros y dos gatos, ¡nada más! Sin gente, ahí viven sólo los animales y tienen una cuidadora que va todos los días. En otro, de tan sólo 2 recámaras vive una familia como de 8 con bebé de brazos incluído. El de arriba de mí lo habita Don Agustín con su mujer, su hija, su yerno y su nieta de 8 años, estos son los semi-administradores del edificio, ya que tomaron la azotea y construyeron un anexo a su departamento, parecida a la casita del árbol de mi primer edificio, con maderas y láminas que ya se me han caído encima en días lluviosos; ellos se han encargado de cerrarme la llave de paso del agua cuando creen que hay una fuga en mi casa y la del gas también. Y, además, están los niños changos, una parejita jovencita que acaba de tener un bebé, pero eso no los ha detenido de hacer fiestas escandalosísimas con José José a un volúmen estúpido que hace vibrar hasta las ventanas. Yo creo que venden drogas porque su timbre suena siempre de madrugada y él baja y sube mil veces con gente de muy mal ver.

Esa es la fauna que me ha tocado en donde habito, sin contar a la angustias, la warrior y sus clones que ponen cubetas para apartar lugar, la guapa acosadora, y el loco que nos aventaba cuetes al balcón y nos cortaba las mangueras del gas en el edificio donde tengo mi estudio.

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