septiembre 03, 2007

pensamientos de cama y hormona

Este fin de semana, mientras estaba tirada en mi cama viendo el techo, extrañando, me puse a pensar en lo mal que administramos nuestra vida. En esa obsesión de hacer una maravillosa vida en pareja y en lo mucho que nos hemos obligado a creer que la necesitamos. En el tiempo y esfuerzo que invertimos en ello, aislándonos del mundo, renunciando a uno mismo para convertirse en este otro ser que es tan solo la mitad de un ser completo, en una media naranja que se olvida de ser libre. La libertad entendida como una vida completa sin codependencias.

Así, los amigos se van quedando a un lado, esperando, porque uno cree que las amistades son para siempre que una vez que nacieron y se fortalecieron nada las romperá, que pueden quedarse afuera esperando que uno forme este nuevo ser que requiere de toda la energía, de todos los pensamientos, de todo el esfuerzo. Pero no es tan fácil, los amigos tienen que cuidarse, cultivarse, apoyarse, los amigos no son mitades, son seres completos que necesitan personas completas, libres, esas con las que hicieron el compromiso de estar "hasta que la muerte los separe". Y cuando estamos en pareja no sabemos estar, no sabemos ser amigos, estamos demasiado interesados en la media naranja y en la vida como pareja, en el cuento de hadas. Nos alejamos, arriesgeandonos a que esos amigos se cansen de esperar a que la pareja nos deje un respiro para que recordemos y estemos ahí.

Por todo esto no dejo de pensar: ¿no será que estamos apostándole al peor caballo? Cuando es sabido que en promedio 50% de las relaciones terminan en separación y que la vida en pareja rara vez cumple el juramento de separarse hasta la muerte. ¿no le dedicamos demasiado tiempo a esa promesa en vez de cuidar a los amigos? Los amigos estan ahi sin importar qué, los amigos son la verdadera familia, un amigo sí cumple la promesa de estar ahí hasta la muerte.

Una verdadera amistad debe ser para siempre, pero para que esto suceda debemos cuidarlos, igual o más que a una pareja, porque cuando esa pareja se vaya y tengamos el corazón roto, al final de todo la única persona que va a estar ahi es ese amigo, ese amigo al que hemos descuidado y dejado a un lado a la espera.

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